los medios de comunicación en el ojo de mira de la intelectualidad cubana

Por María de los Ángeles Polo

La comisión Medios y Cultura fue junto a la de Educación, Cultura y Sociedad la de mayor cantidad de intervenciones de los delegados e invitados al octavo congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba , que concluyó anoche en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.

Muy bien dirigida por la periodista Magda Resigk esta comisión estableció sus debates sobre la base de un informe que recogió las inquietudes de la intelectualidad cubana sobre la jerarquización de los valores culturales de la nación mediante el empleo de todos los medios posibles que permitan propalar los verdaderos valores del arte y la literatura patrias.

A tiempo completo compartió con delegados e invitados en esta comisión el vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien fue testigo del apasionamiento de los participantes, quienes ponían el dedo en las insuficiencias y virtudes de la obra cultural expresada en nuestros medios tradicionales y en la necesidad de fomentar valores éticos y estéticos sobre todo de la juventud que hoy por hoy, dista mucho de ser un espectador crítico.

Se insistió mucho en la necesidad de erradicar manifestaciones que atenten contra la dignidad de las personas y la sensibilidad de la población, algo cada vez más frecuente en la programación televisiva y radial, así como en los llamados paquetes que tanto se consumen, realidad de la que no escapa ninguna manifestación cultural.

Se insistió mucho en esta comisión en la necesidad de reflejar en los medios audiovisuales la realidad cubana en toda su diversidad y la actriz Corina Mestre, con la pasión que le caracteriza defendió la necesidad de que los dramatizados cubanos acompañen al sistema educacional y al esfuerzo de las instituciones culturales.

Que se continúen realizando aquellos teatros, aventuras y novelas que acompañaron siempre a la teleaudiencia cubana y que a partir de los años 90 fueron desapareciendo de las pantallas, proyectándose en cambio series extranjeras, en las que el culto a lo yanqui nos invade de una manera vergonzosa, pero que si vergonzosa es esa colonización cultural, más vergonzoso aún es el remedo imitativo de esa industria con una producción nacional, pues como bien apuntara el delegado Abel Prieto, asesor del Presidente Raúl Castro, una verdadera guerra de símbolos es la que tenemos hoy.

En esta comisión de habló de la locución, de la información cultural, de la crítica e investigación cada vez más ausente de nuestros medios, donde hoy por hoy constituyen excepciones los espacios de opinión, de debate sobre temas del universo cultural.

Con respecto a la locución, por ejemplo, se habló de que Cuba ha sido cuna de excelentes locutores desde el surgimiento mismo de la radio, una tradición que peligra cuando el micrófono se entrega a personas que no tiene n ni la cultura ni la dicción para transmitir como se debe un mensaje de forma agradable y creíble, en muchas ocasiones dejándose llevar por una imagen bonita y así un mismo rostro y una misma voz se repiten en canales y programas diferentes de la televisión o emisoras radiales, algo que también atenta contra la identidad de un espacio.

Con la televisión se fue en realidad muy críticos- sin descuidar como decía Martí que al criticar se ha de tener un cascabel en la punta del látigo y aquellos que bien le aman se pronunciaron contra una programación alejada muchas veces de las necesidades culturales, informativas y de distracción del pueblo, aun cuando sigue siendo un medio muy popular.

Es una programación- dijeron- de inestable calidad y de deficiente jerarquización de sus espacios, donde se hacen concesiones al facilismo y a lo trivial.

Se habló de fórmulas de pagos, que no son malas, sino que los malos son los cuadros que pagan incorrectamente y son incapaces de premiar la calidad y se impone poner orden en ese aspecto.

Por fortuna, como dijo Abel Prieto, si en otros tiempos hubo una fisura infranqueable entre cultura, UNEAC y el ICRT, hoy los tiempos son otros, la relación es abierta y franca y hay disposición de escuchar y trabajar unidos.

Danilo Sirio, presidente del ICRT quien participó también a tiempo completo en estos debates se refirió a todo lo que se está haciendo, a los grupos de trabajo que se han creado con el instituto de la música, con el ICAIC, con la propia UNEAC y tiene que haber avances, los programas se están monitoreando y debemos aprovechar las posibilidades del socialismo para trabajar unidos, sin parcelas.

El problema fundamental de la radio y la televisión cubanas transita por la jerarquía cultural y si todos unidos logramos que la cultura cubana trascienda a los medios, sin duda avanzaremos, puntualizó el presidente del instituto cubano de radio y televisión.

En esta comisión se habló mucho también de cine, del ICAIC, de los nuevos realizadores y la UNEAC se comprometió a seguir acompañando activamente el proceso de transformación que viven hoy el cine y el universo audiovisual cubanos, pero sobre todo se insistió en la necesidad de que intelectuales y artistas sientan los medios de comunicación cubanos como propios y participen activamente en el empeño de concebirlos cada vez más como espacios de la cultura.

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