Archivo | diciembre 2014

El poeta Frank

Un artículo de María de los Ángeles Polo.
Frank PaisEl siete de diciembre de 1934 nacía en Santiago de Cuba el hijo mayor del matrimonio del reverendo bautista Francisco País y su esposa doña Rosario García, al que le pondrían por nombre Frank Isacc, una hermosa combinación con el nombre del padre y el del hijo de la promesa de Dios al patriarca Abraham.
Y aquel niño, que al decir de su amigo de infancia, el poeta César López, “fue un niño y un adolescente modelo” fue también ese joven del que conocemos a través de los libros de historia sus cualidades del líder y de revolucionario, que era el jefe nacional de acción y sabotaje del movimiento 26 de Julio, y quien organizó el Levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba en apoyo del desembarco del Granma, pero fue también el que al establecer Fidel Castro un pequeño núcleo guerrillero en la Sierra Maestra, garantizaba desde la heroica ciudad, el suministro de armas, medicinas y hombres necesarios para la supervivencia y desarrollo de aquella guerrilla.
Era Frank País un joven inteligente, serio, exigente, así lo recuerdan quienes le conocieron y dan testimonio de la forma en que supo mantener en jaque a las fuerzas represivas de la tiranía de Batista, quienes cuando lo sorprendieron el 30 de julio de 1957, junto a otro amigo suyo, el también revolucionario Raúl Pujol en el Callejón del Muro, los ametrallaron salvajemente creyendo que matándolos, mataban sus ideas.
Recoge la historia que al conocer la noticia de su muerte, Fidel expresó: “¡Qué bárbaros, los cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino! ¡Qué monstruos, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado!…”
El cortejo fúnebre que acompañó a pie el cadáver de Frank fue una sentida manifestación de duelo popular que desencadenó en una huelga nacional y cuenta el poeta César López que la noticia de su muerte la conoció allende los mares, mientras se encontraba convaleciente de hepatitis en la ciudad de Barajas, en España, que allá fue donde nació, en esas circunstancias su primer libro de poemas Silencio en voz de muerte, que fuera dedicado al líder del Movimiento 26 de julio, a su amigo Frank País García.
Un libro que según el poeta Alex Pausides, es “una elegía de tono reflexivo e íntimo” cuya particularidad radica en la cercanía del poeta con el héroe es lo que la distingue de las obras dedicadas a los héroes, porque es “un canto a la amistad: no viene a hablar del héroe, sino del amigo que fue”. Y así nos lo revela a través de estos versos:

No fue poeta.
Los versos que escribiera, balbuceaban la voz,
iban saliendo,
pero por muchas cosas se quedaron
a mitad del camino.

(…)
¡El ser que mutilasteis
asesinos,
era, en resumen, todo lo posible!

Otros poetas, periodistas, historiadores, investigadores se han inspirado en la vida de este joven revolucionario santiaguero y le han dedicado poemas y libros, tal es el caso de los poetas Waldo Leyva o Efraín Nadereaux, del general de brigada William Gálvez, de la propia Vilma Espín, quien fuera su amiga personal, pero también lo ha hecho, fascinado por su recia personalidad, el escritor español Juan Antonio Monroy, quienes desde ópticas diversas nos acercan a la dimensión humana del héroe que, con solo 22 años de edad, cayó cuando era la figura más relevante de la clandestinidad en la lucha contra la tiranía batistiana, porque como dijera otro grande de las letras cubanas, el manzanillero Manuel Navarro Luna, “hay muertos que no caben en sus tumbas” y ese es el caso de Frank País García.
Personalmente difiero de una voz tan autorizada como la de César López, Premio Nacional de Literatura en un pequeño detalle, Frank País sí era un poeta, un poeta con todas sus letras.
Un poeta que se entregó a Cuba en cuerpo y alma, dedicándole inteligencia, vigor, fogosidad, capacidad de organización, cualidades con las que impregnaba cada uno de sus actos.
Como cualquier joven de su edad, Frank amaba los deportes, la acción, la compañía de los amigos, de las novias, además de ser un apasionado de la lectura, de amar incondicionalmente a Martí y como a su héroe, le gustaba también, disfrutar de la música, de la pintura, y escribir poemas.
El más conocido de todos es sin lugar a dudas el que escribiera tras la muerte de su hermano Josué, su niño querido, que con sólo 19 años, fue asesinado también en las calles santiagueras, defendiendo sus sueños de justicia y dignidad.

Nervio de hombre en cuerpo joven
coraje y valor en cuerpo acerado
ojos profundos y soñadores
cariño profundo y apasionado
(…) Estaba entre los héroes su destino
vivió con el honor de su conciencia
fue su camino el del martirio
rebelde anduvo por la senda estrecha (…)

Cuánto sufro el no haber sido
el que cayera a tu lado,
hermano, !hermano mío!
qué sólo me dejas
rumiando mis penas sordas,
llorando tu ausencia.

Pero no fue este el único poema escrito por Frank, porque según sus biógrafos se conserva uno escrito a la edad de 12 años, que tituló Noche Guajira, una prosa poética donde le canta a la tierra, a las estrellas, a la luna, y también como Martí, al arroyo de la Sierra.
Otro de los poemas suyos que se conservan, se titula Dulce sombra, y en él, Frank nos muestra el despertar del adolescente ante el sentimiento del amor:

Dulce sombra lejana y tan querida,
sin vida o insensible a mis deseos,
te antepondrá mi corazón, tal creo
a las vivientes sombras de mi vida (…)

En su breve obra poética encontramos también otros textos de temas religiosos, tal es el caso de Arrepentimiento, cargado de tal intensidad y belleza que nos remite a los salmos del rey David, en el que, con las palabras del hijo pródigo, viene arrepentido ante el Padre:

Dios mío, Dios mío,
Cuánto mal he hecho,
He pecado contra el cielo y contra ti.
Muchas veces te he negado
Traidoramente,
Siento en mi alma la desesperación (…)
Y ese mal se ha aglomerado
Presionándome la vida;
(…) y he sido sordo a tu llamar.
Me has hecho misericordia
Y te he cerrado más el corazón
¿Tendrás piedad de mí, oh Dios?
¿Me darás una oportunidad más?

Todos los poemas de Frank País García son textos cargados de belleza, de pasión, de ideas, de dolores profundos.

Son los poemas de un joven que hubiera podido llegar a ser un gran escritor, pero que escogió otro camino para alcanzar la inmortalidad, fue el suyo el camino de la lucha por alcanzar la libertad de la Patria y a ella, se consagró con la pasión, la vocación y la maestría de los verdaderos artistas.
Y a este POETA inmenso, la Asociación de Escritores de la UNEAC le rendirá un homenaje este domingo 7 de diciembre, fecha en la que cumpliría 80 años.

Los poetas César López y Waldo Leyva, autores de excelentes poemarios dedicados al héroe santiaguero y las palabras de la historiadora y ensayista Gladys García Marel, nos acercarán a diversas facetas de su vida y de su obra.