Mitos, historias y leyendas de la Habana: Cecilia…

Escribe: María de los Ángeles Polo

Cecilia Valdés o La loma del Ángel de Cirilo Villaverde, por todos es conocida, pues constituye la obra cumbre de la novelística cubana.

La historia de esta preciosa mulata ha sido llevada al cine, al teatro, las artes plásticas y la música, esta vez a través de una zarzuela que también se ha convertido en ícono del arte lírico cubano y creo que no existe un cubano que no haya escuchado alguna vez el nombre de Cecilia Valdés.

Cirilo Villaverde, creador de este mítico personaje nació en Pinar del Río el 28 de octubre de 1812, en el ingenio de Santiago, muy cerca del pueblito de San Diego de Núñez, en la más occidental de las provincias cubanas y en 1823, con solo 11 años vino para la Habana a estudiar.

Su padre, que era médico, pudo pagarle estudios de pintura, filosofía y derecho en la capital del país y aquí, el célebre novelista se casó con la hermosa Emilia Casanova, una destacada activista por la independencia de Cuba.

Cecilia Valdés, fue la novela que consagró su fama literaria, pero antes de novela había sido un cuento, el cuento de una niña de corta edad a la que el autor afirma que había conocido por los alrededores de la plazuela de Santa Catalina, allá por el año 1826.

Cuando aquella niña, en 1830, tenía apenas 14 años, eran tales sus encantos, que quienes la conocían, especialmente sus admiradores, comenzaron a llamarla la Virgencita de Bronce, tanto por la belleza de sus facciones como por el color bronceadito de su piel.

El autor relata, al final del cuento, que perdió de vista a Cecilia sin poder descubrir más su paradero, prometiendo continuar su historia si encontraba datos nuevos acerca de esta joven, que fueran de interés para sus lectores.

Aquel cuento se convirtió con los años en esa novela predilecta para todos los cubanos. Formaba parte de los planes de estudios desde los años de secundaria básica, su publicación, por miles de ejemplares se editaban una y otra vez y en cada casa, siempre aparecía un ejemplar de la novela Cecilia Valdés.

Y los lectores creíamos siempre que la bella Virgencita de Bronce que desató tan apasionados amores era un producto de la invención de su autor… hasta que un día, publicado en Bohemia, encontramos un artículo sobre una tumba en el cementerio de Colón, en cuya lápida se entre leía que Cecilia Valdés reposaba en ella.

El cementerio Cristóbal Colón, a muy pocos pasos de la céntrica calle 23 en el Vedado, es un verdadero museo a cielo abierto y según refiere su historiadora, la misionera María Antonia Ruiz Guzmán en su cuaderno La voz de la Ciudad de Abajo allí está, entre las más pequeñas, entre las más humildes, la tumba de Cecilia Valdés, ese ícono de la cultura cubana que un día inmortalizara el patriota y novelista don Cirilo Villaverde, donde aún, continúan apareciendo flores de quienes atraídos por la extraña fascinación de su leyenda, visitan su tumba en la más grande necrópolis cubana.

Como bien dice la misionera-historiadora, los cuentos se ofrecen como una flor aún no abierta a quienes los quieren leer, sólo hace falta que quien lee se dé cuenta de que esa flor, un día, puede abrirse.

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